La antigüedad del caracol en la dieta humana se remonta a la Edad del Bronce, al menos 1800 a. C., basándose en fósiles encontrados. Pero parece ser que fueron los romanos, los que explotaron sus propiedades alimenticias llegando incluso a crear lugares para criarlos denominados cochlearium.
Plinio el Viejo dejó escrito que Fulvius Hirpinus instaló una granja para la cría de caracoles en Tarquinia, sobre el año 50 a. C. Los romanos consumían a los caracoles no solo como alimento sino que suponían que era un remedio eficaz para enfermedades del estómago y de las vías respiratorias como dejó constancia Plinio el Viejo, que recomendaba la ingesta de caracoles en número impar como remedio para la tos y males estomacales.
El caracol terrestre forma parte de la cocina mediterránea, especialmente la española y francesa, como uno de los manjares más exquisitos. También cabe destacar que al margen de estas cocinas el consumo del caracol se considera un uso culinario extraño, especialmente en la cocina estadounidense y se equipara a consumir una babosa, puesto que el caracol es precisamente eso, solo que posee una concha propia. Suele cocinarse al hervor y servirse acompañado de diversas salsas, aderezadas con hierbabuena.
Son múltiples las recetas consideradas como un manjar. En EL RECETARIO te dejamos algunas de ellas.
Hoy te traemos la receta de las especias de caracoles.
INGREDIENTES
- Pimienta negra
- Cilantro en semilla
- Comino
- Cayena o guindilla
- Hinojo (opcional)
ELABORACIÓN
Ponemos un trapo fino cortado o un trozo de gasa de las que se utilizan en el botiquín. Con ella luego hacemos un saquito que se llama muñequilla. Ponemos en el centro dos o tres cucharadas soperas de cilantro, una cucharilla pequeña de comino, una de pimienta y una cayena. Dos cayenas si los queremos más picantes.
Si nos gusta y tenemos en casa, podemos añadir un poco de hinojo. Lo normal es que se ponga fresco, pero si queremos podemos poner un poco dentro del saquito o muñequilla. Le hacemos un nudo y lo metemos dentro junto a los caracoles o las cabrillas que vamos a preparar. La cantidad es para un kilo.
Podemos añadir o eliminar, según nuestros gusto ingredientes. Si no queremos que nos salgan muy picantes, eliminamos la guindilla o ponemos media. Es cuestión de probar y rectificar.
Esperamos que te haya gustado. Más en EL RECETARIO.