EL CRISTO DE LA CAPILLA BAUTISMAL “de la Austera” en JEREZ
Esta capilla bautismal es conocida también por «la de Astera» por haber sido propiedad de una jerezana muy relevante en su momento, Elvira Martínez de Trujillo Maldonado, esposa de Alonso Sánchez Astero.

En el año 1430 dictaba testamento y realizaba una donación como ayuda a las obras del templo de San Dionisio, patrón de la ciudad, que por aquel entonces se desarrollaban. Ya en esta fecha esta capilla está construida. En su interior vemos la cubación de la capilla con una bóveda de crucería simple con nervios de piedra y plementería de ladrillo. En las ménsulas de un buey —izquierda— y un ángel —derecha—. En las otras dos, las cuales están sin tallar y vemos la piedra en bruto, podemos intuir que iría un león y un águila, las cuales complementaría así el Tetramorfo —los cuatro evangelistas—.
Finalizada la restauración del retablo de la Santísima Trinidad
ARTÍCULO DEL OBISPADO DE CÁDIZ Y CEUTA

En su interior el arco de la izquierda da paso a una estrecha estancia cubierta por una doble bóveda de crecería asimismo con elementos de ladrillos. El espacio que se abre en el lado opuesto corresponde a una ampliación del recinto realizada en el siglo XVII, con permiso de los patronos, con vista de albergar la pila bautismal, una pieza de jaspe negro del siglo XVIII. Como dato curioso el 20 de diciembre de 1637 durante las vísperas de las fiestas con toros que se hacían por Jerez, un toro desmanado, entró en esta iglesia destruyendo la pila bautismal, la cual tuvo que ser sufragada por el Cabildo Municipal.

En esta capilla vemos la imagen del Santísimo Cristo de las Aguas, yacente esculpido en madera, de tamaño ligeramente menor al natural y de gran devoción. Se trata de una de las pocas imágenes devociones que se conservan tal y como fue concebida en su origen del Jerez medieval. Es atribuida a Pedro Millán o al círculo de éste y de finales del siglo XV a principios del XVI. Su adveración de las aguas es debida a las peticiones que se le hacían en tiempos de sequía.
Sobre éste y entre los dos ángeles con los símbolos eucarísticos, vemos un tríptico pictórico con Santa Ana y la Virgen, San José y San Joaquín datado en el siglo XVIII.
